Aprender
a controlarse desde pequeños es una habilidad que nos va a ayudar a solucionar
cualquier situación de miedo, temor o angustia.
La falta de este control nos va a causar problemas emocionales
no deseables de ira y agresividad.
En este documento de la Universidad de Nevada inciden en que los
niños-as pequeños-as que aprenden a controlarse tienen más posibilidades de
éxito. Y el éxito que nos importa es el éxito emocional.
¿Hay alguna forma de ayudar a los peques a controlar sus
emociones?
Ya lo creo que sí. A continuación dejo algunas pautas que nos
pueden orientar en esta trayectoria tan importante en nuestras vidas.
–Enseñar al niño-a a identificar y reconocer sus estados
emocionales, este es el primer paso.
Escojamos una emoción, por ejemplo el enojo e invitamos al peque
a pensar en cómo reacciona cuando se molesta, qué actitudes de los demás o del
medio le provocan rabia, así como qué le permite ganar un poco de calma.
– Mostrar al niño-a los beneficios de pensar antes de actuar,
por ejemplo puede contar de uno a diez o respirar profundamente antes de
explotar.
– Controlar sus propias emociones. Recordemos que el niño-a
aprende más de lo que ve que de lo que oye.
– Llegar a acuerdos con el niño-a para que cuando esté fuera de
casillas, se retire a un lugar neutral hasta que logre calmarse.
– Una de
las alternativas más claras en la pelea o la discusión la constituye la
negociación. A través de ella los niños aprenden a no sentirse derrotados ni a
desplegar su ira cuando se les lleva la contraria. Deben aprender a ceder algo
a cambio de otra cosa que deseen o a esperar un tiempo para así ganar algo
mejor.
– Mostrar al niño-a las consecuencias de un actuación impulsiva
sobre los demás, pero también sobre sí mismo. Por ejemplo después de pegar a
alguien porque se ha perdido la calma nos sentimos avergonzados y culpables.
Enfatizar
la importancia de las disculpas cuando el niño ofenda o hiera a los demás por
haber perdido el control.
– Pedirle que repita varias veces frases como: no daré patadas
cuando me hagan enojar; no me tiraré al suelo cuando no me den lo que quiero.
– Establecer reglas y límites. Los niños-as necesitan saber qué
es correcto hacer y qué no. De esta forma se desarrolla su sistema interno de
organización.
– Dejar que los niños-as hagan más cosas por su cuenta, esto
refuerza su sensación de control, de poder y de respuesta efectiva a las
circunstancias que se les presenten.
–
Permitir a los niños tomar decisiones y asumir las consecuencias de éstas.
PARA MAS INFORMACION PINCHA EN ESTE ENLACE:
http://www.unce.unr.edu/publications/files/cy/2012/fs1217.pdf
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