¿Por qué mienten?
Las mentiras pueden producirse
tanto por inseguridad y falta de autoestima -que intentan ocultar
mediante la mentira- o bien para probar y ver las reacciones de los
adultos y comprobar hasta dónde pueden llegar.
Las razones más habituales son:
Frustración.
Un ejemplo de esto es el menor que cuenta que tiene muchos juguetes porque en realidad tiene muy pocos.
Llamar la atención.
Inventar
una dolencia, falsear sobre un posible problema. El pequeño emplea
estos embustes para captar la atención del adulto, en ocasiones, porque
se siente desatendido. Esto puede significar la existencia de problemas
emocionales no resueltos.
Exceso de exigencia.
Poner
el listón muy alto a los niños puede provocar que mientan para hacer
creer a sus padres que están al nivel que les exigen y no defraudarles.
Imitación.
Esta
ya la he citado antes. Un menor que ve como la mentira es utilizada por
los adultos para obtener algún beneficio tiende a imitar estos engaños.
Miedo al castigo.
El
temor a la reprobación o reprimenda por parte de un adulto es uno de
los principales motivos de la mentira infantil. Los pequeños falsean la
realidad para evitar los posibles castigos.
Conseguir algo.
Para
obtener algo que no se podría conseguir de otra manera. Como cuando le
ofrecemos una golosina si hace determinada cosa (recoger los juguetes,
dejar la ropa en su sitio, comer todo él sólo...)
La mentira puede ser un síntoma que nos indique la personalidad de nuestros peques:
• Tímido, que se evade al sentirse desamparado.
• Agresivo y colérico, que no encuentra la reacción adecuada.
• Temeroso, que trata de huir del peligro.
• Vengativo, que busca desquitarse.
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